3.23 Camión autobús 3.21 C-32 Km…*
(La emisora nos alertaba de un accidente de tráfico entre un camión y un autobús)
Al llegar a la curva vi la parte de abajo del camión volcado. Suspiré, – menos mal, solo tenemos un herido. Pensar en el conductor del camión era mejor que en 50 ocupantes de un autobús…
Era de noche y con linternas y los faros de la ambulancia conseguimos iluminar ligeramente la escena. Nos acercamos rodeando el vehículo y entonces noté como si el corazón se girase dentro de mi pecho, tragué saliva y no conseguí abrir la boca.
No era el camión lo que había volcado, era el autobús.
Dimos aviso a nuestra central y movilizaron más ayuda. El autobús era muy grande, de dos plantas, por eso lo confundí. Estaba totalmente destrozado. El impacto contra el camión lo había desplazado fuera de la carretera y volcado lateralmente. Vimos que por la abertura del techo del autobús teníamos posibilidad de acceder. Aún no habían llegado los bomberos ni la policía. Corrimos hacia la ventana del techo que quedaba enfrente de nosotros y nos asomamos a una escena dantesca.
Entre tinieblas, iluminados por las linternas frontales vimos la primera imagen de la tragedia. El autobús estaba lleno de gente, gritando, gimiendo, llorando. Al ver la luz de nuestras linternas, varias personas del interior del autobús empezaron a caminar hacia nosotros, pisando a otras personas que estaban atrapadas entre los asientos y el suelo. Pensé que muchos no lo habían superado y ayudamos a salir a los que pudimos hasta que llegaron los bomberos.
Iluminaron la escena con focos. Eso hizo que viéramos la tragedia con toda claridad. Hasta ahora solo tenía imágenes en la semi oscuridad y el sonido de los lamentos y llantos. Unos lamentos en un idioma que no entendía.
La luz nos arrojó el verdadero alcance del accidente. Al volcar el autobús había atrapado entre el lateral y el suelo a varias personas. Se podían ver claramente las zonas de cuerpo que quedaban expuestas entre el amasijo de hierros y el asfalto. No se movían.
Los bomberos colocaron gatos hidráulicos para elevar al autobús y de esta forma permitirnos acceder a los heridos que pudieran estar atrapados y tener alguna posibilidad.
Ya habían llegado otras unidades sanitarias y estaban atendiendo a los heridos que los bomberos ayudaban a salir. La carretera se llenó de camillas con cuerpos cubiertos de mantas térmicas que brillaban bajo la luz de los focos.
Tenía ganas de huir, de salir corriendo, de llorar. De taparme con una de esas mantas brillantes y no salir nunca. Tenía miedo. Terror. Pero no podía hacer otra cosa que la que hacía, era mi trabajo y mi obligación.
Nos agachamos cuando elevaron el autobús, – No hay supervivientes aquí abajo, oí decir a alguien…
Iba a levantarme cuando una mano me agarró. – ¡Aquí!, grite. – ¡Aquí abajo hay alguien!
La mano no me soltaba y yo me sentí responsable de esa persona. Dependía de mi, había cogido mi brazo. Miré su mano y le grité: – ¡Le ayudaremos a salir! Luego recordé que antes no había entendido los lamentos y le dije en inglés: – I’m here, I’m here. Me agarró con más fuerza.
Tengo muchas imágenes de ese día en mi cabeza. Muchas. A veces me he despertado en mitad de la noche imaginando que seguían saliendo personas del techo del autobús. Y no he podido volver a dormir. Otras veces me he descubierto llorando por las 6 personas que perdieron su vida, personas que nunca conocí y de las que no se ni siquiera su nombre.
photo credit: Malito2007
Pero una imagen me acompaña y me reconforta, una imagen que me hace pensar que el trabajo en equipo es posible. La salida de los heridos se hizo desde la abertura del techo del autobús, con camillas.
Bomberos, policías, técnicos de ambulancia, de proteción civil, enfermeros, médicos, auxiliares, nos colocamos uno detrás del otro con nuestras manos sobre los hombros del de delante, haciendo un pasillo para que las camillas con los heridos pudieran bajar hasta el suelo.
Esa cadena humana hizo posible la evacuación de 64 personas en pocos minutos. La cadena de la vida, de la cooperación. Con un mismo objetivo. Salvar vidas.
Trabajando juntos, hombro con hombro, sin preguntar al de delante qué había estudiado o qué competencias tenía.
Sin tonterías.
Esa noche hicimos un buen trabajo, todos. Todos juntos.
Rosa Pérez Losa. Enfermera y Antropóloga. Editora del Blog “El blog de Rosa“.
*(Puedes ver la noticia de este suceso en la web de RTVE)
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Uf, vaya inicio!!! Ésto es empezar con fuerza…
“Trabajando juntos, hombro con hombro, sin preguntar al de delante qué había estudiado o qué competencias tenía. Sin tonterías”. Brutal…
Enhorabuena Rosa, ahora no creo que pueda irme a dormir, me has estremecido.
Y para vosotros turroneros, estoy segura de que el día irá tan bien como esperáis. Lo merecéis.
Abrazos.
Comienzo grande… como nuestra turronera…
Gracias.
Gracias por invitarme a abrir 24h24p. Es un honor y un lujo hacerlo. Desde que os conocí he crecido como persona y he aprendido el significado de la palabra compartir con todos sus matices.
Sois grandes y hacéis que enfermería brille a vuestro paso.
Os quiero,
vuestra Turronera mayor
Muchas gracias Rosa, muchas gracias por enseñarnos y por compartir.
No creas que no es recíproco lo que nos dices…
Un fuerte abrazo¡¡¡
Fabuloso,…las palabras pueden acercarte a situaciones increíbles, difíciles de narrar pero vosotros sois unos maestros/as, sabeis trasmitir y comprometer, sois fantasticos. Por favor, seguid así.
Un abrazo!!
Muchas gracias Carlos, la respuesta es archiusada… pero antes de nosotros ya estabais vosotros… y es la ósmosis de los guruses, que aunque el gradiente de concentranción nunca lo perdeis… pero algo nos dais.
Un abrazo.
Muchas felicidades turroneros!! Enhorabuena tanto por esta iniciativa como por vuestro aniversario!! Sois la bomba!!
Sin palabras este post inicial Rosa, se me han puesto los pelos de punta, he estado allí por unos instantes…
Entre todos haremos posible ese trabajo en equipo, como si siempre fueran vidas en ello… “SIN TONTERÍAS”
Un beso y un abrazo para los 3, y para el resto que vienen.
Ana Valeria
PD: He vuelto, dentro de poco a tope!!
Muchas gracias Ana.
Te esperamos ya por aquí a tope¡¡
Un abrazo.
Sólo la turronera mayor podía empezar de esta manera tan brillante 24 horas ininterrumpidas en favor de la visibilidad de los cuidados. Enhorabuena Rosa, enhorabuena Serafín y enhorabuea Antonio.
Muchas gracias Iñaki.
Un abrazo¡¡
Simplemente genial.
Bueno Rosa, nada que ver con un post al uso. Creo que, como siempre, nos has querido decir muchas cosas con unas pocas palabras.
Cuándo la situación se presenta bajo presión, sin los recursos adecuados, con información bajo mínimos y en condiciones críticas nos sentimos más solos que nunca y deseamos formar parte de algo más grande y poderoso: un equipo, que de forma cooperativa pueda encontrar la solución que en soledad es imposible hallar. Por ello nos deberíamos preguntar por qué en estos escenarios de riesgo y de peligro real se busca una franca y verdadera colaboración (“sin tonterías”) y luego no somos capaces de encontrar este mismo espíritu en nuestra actividad diaria. Esas linternas las tendríamos que llevar siempre para alumbrarnos el camino de “lo que realmente importa”.
Rosa, sigue mirando y diferenciándote.
Enhorabuena, Antonio Jesús y Serafín, por vuestro (y nuestro) II aniversario.
Muchas gracias Félix, tus palabras, sabes, que nos dan mucha fuerza.
Un abrazo¡¡
“Trabajando juntos, hombro con hombro, sin preguntar al de delante qué había estudiado o qué competencias tenía”.
Gran frase y más grande aún su fondo. Me gusta creer que todos formamos parte de algo para hacer un futuro mejor para nuestros hijos. Pero debemos construir desde el ahora, desde este mismo momento.
Gran relato-post. Gracias Rosa por ello.
Rosa, magnífica reflexión, un toque de nuestra realidad, sin respiración, he leído del tirón.
“La mano no me soltaba y yo me sentí responsable de esa persona.
Esa noche hicimos un buen trabajo, todos. Todos juntos.”
Acabo de leer el post de @javiermyague y su Etica de la responsabilidad y ahora tu me la has dibujado.
gracias Rosa
Rosa, gracias por compartirlo, he leído el post con el corazón palpitando en la garganta, nos haces recordar a todos (estemos en sanidad o no), lo importante, “todos juntos sin egos, responsabilidad y ese grito de estoy aquí le vamos a ayudar” uah!!, una pasada.
Enhorabuena.
Gracias por pasarte y comentar Dolors… Un cordial saludo.