Hace tiempo que no escribo en Cuidando. Como sabéis, estamos trabajando intensamente en otro proyecto, en el que creemos profundamente y que deseamos, perdure mucho en el tiempo, pero ya era hora de volver por aquí y hacer la primera reflexión del año.
El caso es que hoy toca hablar del coste/oportunidad del 2.0 (bajo mi punto de vista, claro está).
Nuestra inmersión en el mundo 2.0 durante todo este tiempo ha supuesto, sin lugar a dudas, una oportunidad para aprender muchas cosas, compartir, difundir, contactar con personas de otros lugares, etc… Esta filosofía o actitud 2.0 se impregna en nuestra manera de ver las cosas (y la vida) y es difícil desprenderse de ella. Una vez que llevas tiempo haciendo todo esto es difícil volver atrás. Por eso, cuando hablamos de 2.0, siempre sale a relucir la palabra ACTITUD y esto, sigue estando vigente.
En el lado de los costes, destacaría tres aspectos, ya que está claro, que la dedicación que tenemos a la vida blogosférica y virtual tiene su coste en la vida personal, familiar y profesional.
Sería un poco tonto no reconocer que mi impregnación de esta filosofía en mi vida personal no tiene un coste. Debemos ser conscientes de ello y ajustar esto de tal manera que siempre quede claro que lo más importante (la familia y en general las actividades que conllevan el face to face) debe ir lo primero.
Por otro lado, también supone una disminución de tu tiempo libre “profesional“. El tiempo que dedicamos a elaborar nuestros post, navegar por la red, leer páginas, etc… no lo puedes dedicar a realizar tu tesis, publicar resultados de investigación, planificiar nuevos proyectos.
Por último, y no menos importante, el que desde algunos lugares (supuestamente anónimos) se critique de mala manera la labor que unos u otros podamos hacer también ocasiona un desgaste. La crítica constructiva siempre es bien recibida, y aceptada, pero discursos que no llevan a ningún lado, la crítica por la crítica, la falta de respeto por los demás (a veces no de manera explícita) no me parece aceptable, al menos desde mi óptica. Y es que, en este mundo virtual, lo que no se te dice, te lo dicen, y lo que no ves, otros lo ven por ti… En estos casos, suelo aplicar las famosas intervenciones enfermeras “Yo, paso”, “pues bórrate”.
Al campo no se le pueden poner vallas… no tiene sentido, la blogosferá es de todos, está ahí, nadie puede impedirte que hagas o dejes de hacer y una cosa: si es tan fácil hacer algo mejor que otros !!!adelante¡¡¡ !!!ánimo¡¡¡ menos opinión y más acción.
Lo bueno que tiene internet y los recursos que nos ofrece es que todos podemos hacer lo que queramos. Nosotros elegimos tener un blog (o una web), impregnarnos del 2.0, respetar a los demás, construir y aprender, eso sí, asumiendo por ahora, sus costes y sus oportunidades.
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No esta mal enfocado, pero aplícate el cuento y de vez cuando descansa compañero.
Muchas gracias Javier, en ello estoy, organizándome y descansando (cuando se puede). Un fuerte abrazo!