A finales del año 2013, una buena amiga, Charo García Juárez, publicaba un editorial en la revista Enfermería Clínica que trataba sobre la importancia de las asociaciones de enfermeras como una fuerza determinante en el avance profesional de la Enfermería española.
El editorial
En este documento, Charo reflexionaba sobre la importancia de que las enfermeras se agrupen en relación a diferentes colectivos profesionales, con el objetivo de compartir conocimientos y líneas de trabajo, aunque tal y como ella nos indica “aún queda mucho camino por recorrer para que las asociaciones contribuyan a establecer la estructura necesaria para influenciar en la regulación de nuevos marcos competenciales.”
Y claro, justo que llevamos tantos años con este tema, apuntándonos a numerosas asociaciones de Enfermería, con mil y una organizaciones científicas, participando en eventos científicos, saraos y reuniones por doquier, que ahora “viene el Serafín” con un nuevo concepto (que por cierto, se me ocurre hace unos días viendo un famoso programa de Cocina, pensé…) y nos dice que tenemos que deconstruirnos. “¿Me lo explicas?”
Las asociaciones de enfermeras están bien, pero…
Desde mi punto, si las organizaciones científicas no son capaces de influir en los marcos competenciales, ni en el futuro de la profesión no vamos por el buen camino, ya que eso significa que la voz de ese colectivo profesional no está siendo tenida en cuenta. Y eso, duele ¿verdad?.
Y no solo hablamos de negociaciones. Hablamos también de elaboración de documentos de consenso, propuestas para el avance de la profesión, reuniones profesionales (jornadas, eventos, talleres, etc.…). A veces da la sensación de que con tanto evento científico, organizado por tanta asociación, no sabes uno inscribirse o apuntarse.
La unión hace la fuerza.
Unir profesionales con las mismas inquietudes, objetivos y conocimientos puede resultar de utilidad. Que existan asociaciones y sociedades profesionales resulta interesante ya que propicia espacios de unión a través de los cuales pueden surgir nuevas ideas, proyectos…pero, ¿no da la sensación de que en nuestro país estamos “infoxicados” de asociaciones, sociedades y colectivos profesionales relacionados con la Enfermería? ¿No será al final todo esto perjudicial para nuestros intereses como colectivo? ¿No sería más útil si nos uniéramos?
Esta es una de las reflexiones más destacables del editorial y que quizá pudiera contestar a las preguntas anteriormente mencionadas: “En nuestro país, y centrándonos en el marco de la profesión enfermera, las asociaciones científicas distan mucho de ejercer la influencia que suponen en otros países europeos en los cuales constituyen una de las vías de desarrollo científico-profesional más consolidadas. Algunos autores identifican éste aspecto como el causante de que numerosos enfermeros españoles planteen dudas acerca de la utilidad de asociarse y que el índice de asociacionismo en nuestra profesión sea muy bajo en comparación con otros países”.
En la actualidad, coexisten en nuestro hábitat profesional enfermero: sociedades profesionales, asociaciones, sindicatos, colegios, foros… Cada uno de ellos con su política, opinión, con su voz y con su voto. Seguro que cada uno de ellos tiene algo que aportar, pero la cruda realidad es que por un lado, en la foto (de las reuniones) no salen todos. Y por otro, que cada colectivo vaya a lo suyo solo indica que no somos capaces de ver más allá de nuestra área de influencia y conocimiento.
Deconstruir para crear UN gran plato.
En mi opinión, si las asociaciones profesionales quieren tener voz en las negociaciones que afectan a nuestra profesión necesitamos agruparnos de otra forma. Si queremos que los profesionales sean más participativos y se unan a nuestras organizaciones debemos facilitarles las cosas. Quizás, como digo en el título de esta reflexión, necesitemos un cocinero o cocinera (asociación más fuerte) que las una (con lo que ello significa) y deconstruir todo esto… Posiblemente, si creamos este entorno muchos más profesionales puedan sumarse al cambio… ¿no crees?
Espero tus comentarios al respecto, incluido por supuesto, el de las organizaciones científicas. Un saludo.
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Hola, Serafín, me parece muy importante este “cambio disruptivo”. Evidentemente la enorme dispersión del (minoritario, creo) sector asociativo de la profesión constituye un factor de fragilidad frente al “enemigo exterior” e inconsistencia frente al “enemigo interior” (el sector más pasivo de la enfermería).
Ese “cada uno a su bola” asociativo al que con palabras más sabias y empáticas aludes, sabes que lo he criticado con vehemencia (a veces probablemente con demasiada, no digo que no, I’m sorry), por eso me parece muy valioso que alguien tan respetado y mediático como tú, dentro de la enfermería, aporte este fundamental argumento. Creo que debería ser un punto de apoyo reflexivo/revulsivo para tanto “ego revuelto” como abunda en vuestra querida profesión. A ver las adhesiones, aunque creo que predominará más bien el mirar para otro lado y seguir con el qué hay de lo mío… una pena… Ojalá me equivoque. En cualquier caso, enhorabuena. Un abrazo.
Juan F.
Estimado Juan, gracias por pasarte y por tus palabras. Hace unos días, un compañero me comentaba al hilo de este post “si es que te metes en unos líos”. Bueno, supongo que la reflexión y puesta en común de las ideas siempre viene bien (que te voy a contar).
Volviendo de nuevo al post, creo que hay puntos donde las sociedades científicas tienen que confluir sí o sí: futuro de la profesión, desarrollo de prácticas avanzadas, contratación, y tantos temas que nos interesan. Quizás, como dicen por aquí, soy “un romántico”, pero creo que todo esto llegará (modo intuición activado).
Un placer leerte por aquí. Un abrazo.
Hola Serafín; trato de dejar mi respuesta personal a esta cuestión, es una respuesta en torno a varias ideas de la que no sé si entenderás que te doy la razón, te la quito o te digo que apuntes a otros.
1) En esta profesión tenemos una enfermiza propensión por imitar los modelos de “nuestros mayores” y en el tema de las sociedades científicas no íbamos a ser menos… de hecho muchas de ellas nacieron (nacimos) a la sombra de la correspondiente sociedad médica y algunas se mantienen a su vera… desde luego el modelo de GNEAUPP sería interesante; sociedades científicas multidisciplinares centradas en un tema. Nuestras sociedades también caen (caemos) en los mismos errores que las de “los mayores” tanto respecto a las barreras para la asistencia a eventos (con honrosas excepciones) como en la presencia de patrocinios expúreos y no sólo de ‘puertas para adentro’ sino también en “recomendaciones públicas”.
2) Luego está el tema territorial… que tal vez no se deba tanto a cuestiones de apego o reivindicación “nacional” sino a que es a nivel autonómico donde se cree que se debe (o se quiere) ser escuchado… también puede tener que ver con el tema de los egos revueltos que explica Juan. Lo cierto es que algunas sociedades “territoriales” constituyen puentes o antros según se mire donde grupos de profesionales se hacen fuertes respecto a la administración del territorio en cuestion.
3) En cuanto a que las sociedades ejerzan un papel más activo en la configuración de la voz de la profesión… hay varios obstáculos importantes. Existe ya una la unión de sociedades científicas de enfermería en España que, diría, está “captada” por el enemigo interno y mantiene un dócil silencio en general salvo cuando el amo le dice que se despierte. A esto se une la propia tendencia del gobierno central de (por comodidad porque con ‘los mayores’ no lo hace) otorgar ese papel sólo al CGE y a un sindicato dejando a las sociedades científicas, representantes del mundo académico y otras facetas de la profesioón fuera de las mesas de escucha y diálogo…. también podría ser que el propio CGE y ese sindicato no tengan la honradez de pedir que se integren otras voces en esos diálogos (y mira que podrían proponer títeres…).
4) En cuanto a la participación de las sociedades enfermeras un documentos técnicos multidisciplinares que de verdad afecten a los resultados en los pacientes… pues si que es un grave déficit al que creo que se le van poniendo soluciones pero aún nos queda mucho camino… Por poner dos ejemplos. En la futuras vía clínica de cirugía mayor abdominal del ministerio de sanidad ha participado una sociedad científica enfermera; en cambio hasta donde yo sé ninguna sociedad científica enfermera de castilla y león se ha pronunciado aún sobre un documento tan importante como es el plan de salud (que está en exposición pública).
En fin, un placer pasar por aquí.
Salva, como siempre, aportando una visión distinta y con aportes muy interesantes. Es cierto que nuestro “habitat asociativo” es bastante diferentes y de todos los colores. Como le decía a Juan, me resulta llamativo que no seamos capaces de coincidir en aspectos esenciales para la profesión. Por otro lado, y al hilo de lo que comentas, la participación de las sociedades es fundamental en la elaboración de documentos clínicos y el posicionamiento sobre los planes de salud, decisiones económicas (recortes), etc, y en eso, también tenemos que mejorar (bastante). Un abrazo Salva!
El panorama es desolador: aquí cada uno va a lo suyo menos yo, que voy a lo mío.
Y así nos va, que vamos de ocurrencia en ocurrencia.
Unos piden no-sé-qué-cosas para su especialidad y se auto-erigen en portavoces autorizados de su ámbito. Otros piden eso y tres o cuatro cosas más, no vaya a ser que nos quedemos cortos… y así los políticos, directivos y etc. se frotan las manos con semejante horizonte.
Porque es mejor contentar mucho a unos pocos (poquísimos), que encarar los problemas con valentía. Mucho menos sin contar con el respaldo unánime de la profesión enfermera. El manido, y ridículo ya, tema de la prescripción enfermera es un palpable ejemplo.
El problema no es el asociacionismo, que no digo que no sea un problema, sino la desafección y pasotismo de toda la profesión. Parece más bien un asunto de identidad. Porque no nos identificamos como colectivo, sino como negociados o reinos de taifas donde cada uno va absolutamente a su puñetera bola. Si nos comparamos con el colectivo médico, que es quien nos define (nosotros somos “el otro” no ellos…) porque así lo aceptamos acríticamente, hablar de corporativismo enfermero y unidad es ciencia ficción.
Y a algunos les va muy bien, porque así tienen hilo directo con algún remoto centro de poder periférico.. vamos: el ratón encima del queso.
No veo tan necesario deconstruir las asociaciones, como deconstruir el verdadero problema de la enfermería desde hace más de 30 años: La Organización Colegial. Un sistema perverso y pervertido, que ha sido causa del pasotismo y de la pésima situación actual de la enfermería nacional, regional y local. Ese sistema de franquicias corruptas ajenas a la realidad y necesidades de la profesión. Ese vivir de espaldas a las enfermeras ha generado en un enfer-Deísmo (con Máximo como la divinidad autoproclamada y reverenciada por sus camaradas) que ha devenido en una absoluta falta de identificación de la enfermería con sus representantes y de estos con nada que no lleve el signo del euro por delante.
El huevo, la caja, el armazón ya lo tenemos, y se llama organización colegial: obligatoria para los titulados y que, además , es quien tiene la patente (otra cosa es que la ejerza) de representación de la profesión.
Pero claro es más fácil intentar una organización paralela, tipo federación de asociaciones (que no digo yo que no esté bien) que plantarse contra este sistema nauseabundo e ir directamente a hacer limpieza.
Si no te gusta tu colegio (no conozco a nadie al que le guste), cámbialo.
Mientras no hagamos esto, estaremos perdiendo un tiempo y un terreno cada vez más escasos…
Nuestros problemas llevan años siendo los mismo “poca cohesion entre profesinales y nustro colegios son verdaderos burocratas inoperantes “No puedo estar mas de acuerdo contigo Javier
Gracias Javier por compartir tu reflexión con nosotros. Sin duda, una llamada a la acción…
El derecho y la virtud de asociarse
Queda mucho camino para que las asociaciones contribuyan a establecer la estructura para influenciar en la regulación de nuevos marcos competenciales.
¿Cómo conectar al profesional con la voluntad política?.
¿Como “vender” los proyectos de desarrollo profesional a quien compete regularlos, procesarlos y ponerlos en marcha?
Por supuesto que la cumbre de toda sociedad científica debe ser lograr influir en el desarrollo y futuro de la profesión que representa, de manera valiente y positiva.
Debemos ser el altavoz de los profesionales que quieren ser escuchados.
Esta clase de reto se debe traducir no sólo en la organización de eventos “socio-científico-culturales” que, vaya por delante, nos permiten relacionarnos entre seres humanos de la misma profesión al ya “clásico” y casi obsoleto estilo de cuerpo presente. Con todo lo que implica el lenguaje verbal y no verbal en una interacción humana… Donde trabajas? Y cómo hacéis esto? Ah si?! En vuestro hospital tenéis, podéis, queréis? Y un largo etcétera que debería aportar mucha información para ser bien reciclada en nuestra vuelta a la rutina.
Estar, pertenecer, colaborar, tener de referencia o simplemente consultar el trabajo de una sociedad científica debería de ser un derecho y una obligación de todo profesional.
Cocinar una Sociedad con un estilo diferente, que se adapte perfectamente a las necesidades reales y proyectos futuros de su usuario, posiblemente sea la modernización que se merece nuestra profesión.
El horizonte puede ser tan complejo e interesante como nos propongamos los que la gestionan y los que pertenecen a ella.
Agradezco mucho la opinión desde una Sociedad profesional. Me ha gustado mucho la reflexión, “Debemos ser el altavoz de los profesionales que quieren ser escuchados”, ya que enlaza muy bien con el núcleo del post… ¿Si las asociaciones son la voz de muchos profesionales porque no son tenidas en cuenta en determinados momentos?…
Sigamos mirando al horizonte, que nos queda mucho camino.
Pd. Por cierto, ya sabéis, y lo he declarado públicamente, que vuestra organización es un ejemplo a seguir. Un abrazo.
Hola Serafín!
Como siempre un tema no solo polémico sino que además toca con el que creo es a día de hoy el mayor problema de la profesión enfermera en nuestro país. Identidad y representación corporativa. Enhorabuena de antemano, aunque este tema no vende…
Vaya por delante que “mapunto”, la iniciativa me parece perfecta, y como representante de asociación/es estoy o estaría dispuesto a colaborar o incluso iniciar un proceso federativo de cara a unir a la profesión en “pro” de algo…¿El qué?
Quisiera hace no obstante varias observaciones, en general muy en la linea de lo que se ha comentado ya…
1) No estoy de acuerdo con deconstruir. LLeva mucho, muchísimo trabajo cosntruir una asociación, u organización sindical, o cualquier tipo de unión. Generalmente y de eso sabe más Juan, creo que no falla la creación o construcción sino la participación de enfermeras en las mismas. En otras palabras, no hay soporte social de las organizaciones. No entraré en la realidad que se esconde tras la mayor parte de asociaciones. Más allá de ser entidades únicamente orientadas a la realización de saraos, sin mayor actividad profesional e incluso controladas por empresas que se dedican a la organización de congresos y de ello obtienen pingües beneficios. Como dice Salva además nacen al amparo de organizaciones médicas… Al leer el post me recordaba unas palabras de mi actual presidente del Colegio de Asturias cuando solicitaba una colaboración para un congreso nacional.”Las asociaciones sois como setas”
2) Aunque existe un buen puñado de organizaciones muy, muy competentes y con una actividad científico-profesional prolija, es raro que estas organizaciones tomen posición frente a los grandes temas de la profesión. Es complicado para esas organizaciones tener una actividad “política” necesaria para el desarrollo de la profesión, en la que sean independientes de “poderes” reales que toman decisiones en el mundo socio-sanitario. Cuando lo hacen suele ser forma un poco mojigata y centrada solo en los propios intereses de su ámbito de actuación o influencia.
3) Existe ya una federación de asociaciones, (UESCE), pero tampoco dispone de un respaldo social necesario y parece controlada por la organización colegial, o al menos actúa a su sombra y de forma bastante errática, que se supone que tiene que hacer por la profesión (Que haría esta otra federación de la que hablamos?, solo las especialidades? como se posicionaría frente a la OCENF?)
4) Y llegamos al meollo de la cuestión representativa, de liderazgo, de cohesión, de algutinante de la profesión… nuestros colegios profesionales y por ende la organización colegial. No quisiera se entendiera esto como arrimar el ascua a mi sardina… Parecería que estas organizaciones o red, serían el hilo natural que podría aglutinar y representar de forma coherente, limando asperezas y desencuentros que siempre va a aparecer…con fuerza suficiente y sobrados recursos sociales y económicos… A TODA LA PROFESIÓN.
Pero resulta que esta vía natural de salida adelante para la Enfermería está profundamente corrompida, (y por eso considero que a día de hoy es el mayor problema de la profesión)…por dos cuestiones fundamentales además: la mala (Que no torpe) acción/fe de quienes nos dirigen, y lo que es más grave de todo la terrible inacción de toda la profesión, que tiene a su alcance una potentísima herramienta, unos recursos brutales y se pone de lado, mira hacia otra parte, pasa,o solo aspira a evitar el coste… lo que se traduce además en que esta vía tampoco tiene RESPALDO SOCIAL.
No quisiera que esto se viese como un canto desolado o un “no hay salida”, toca pelear, luchar y dejar para otro día los intereses personales de cada cual, pero es necesario poner en claro por qué vamos a pelear, y ordenar las ideas, no todos los problemas tienen la misma gravedad, y es necesario que nos posicionemos respecto a lo que hay, y que convenzamos a nuestro compañero de servicio de la importancia que tiene luchar por esta profesión.
Generemos un nuevo modelo (Colegial?) en el que se promocione la participación de los profesionales, sin ella da igual colegio, federación, asociaciones, sindicatos,partidos, reinos o lo que sea, ningún modelo nos servirá si los profesionales no lo alimentamos.
Estimado Esteban, gracias por pasarte también y ya sabes que por aquí, también tocamos temas “que no venden”… Queda anotada la reflexión sobre este asunto, y me quedo con el último párrafo… convencer a nuestros iguales de la importancia de luchar por esta profesión.
Gracias!
Hola a tod@s
Que buena idea hacer que la profesión avance, qué nos la creamos los profesionales y que además seamos conocidos y reconocidos por la sociedad!
Ahora con que cubierto se come, cual es el truco de esta receta culinaria ¿..Pues me parece algo así como atravesar un desierto.. y después no sé si saldríamos refundidos. O seguiríamos hablando diferentes lenguas.. Como ahora. Esto es una torre de Babel?
Se me ocurren algunas cuestiones que habría que propiciar:
-Un Consejo General de enfermería, colegio nacional de enfermería, que no consumiera casi todos los recursos económicos, renovación de ideas y personas. Los puestos han de renovarse con una periodicidad de no más de 8 años, por salud democrática y como norma.
-Menos sociedades científicas, más agrupadas, en líneas generales con más capacidad resolutiva y contenido científico. Así por ejemplo de enfermería pediátrica (soy enfermera de pediatría de atención primaria) hay varias pero muy endebles, en mi opinión.
Y una cuestión vital, desde mi punto de vista, la formación pregrado es muy diferente y diferenciada, ahora que recibimos EiR(enfermer@s residentes) procedentes de distintas universidades y comunidades, se ve una torre de babel, que a ratos genera optimismo y en otros… puff ¡!
Gracias Serafín y también a tod@s por abrir este debate, nos va en ello la pervivencia
Un saludo
A mi entender, nuestra profesión tiene cuatro pilares fundamentales,donde se asienta: el Colegial, el Sindical, el Asociativo y el Universitario. Cuanto más fuertes sean estos pilares más solida será la profesión que sustentan. Un elemento clave en esta cuestión son las personas que dirigen o tienen influencias en cada uno de esos cuatro ámbitos señalados. No podemos generalizar ni focalizar la critica, como tampoco debemos quedarnos solo en ella, practica muy corriente en nuestra profesión. Las personas se pueden cambiar con mas facilidad que las organizaciones que dirigen, ¡ese es el reto!, pero cuidado, no nos salgamos de Guatemala para irnos a Guatepeor. Hagamos cada uno autocritica y autorreflexión, a lo mejor el objetivo de cambio no es único. ¿Conocemos las debilidades y fortalezas de cada uno de los contextos apuntados?¿Qué nivel de compromiso individual estamos dispuestos a asumir en este cambio que se propone?
Si fuéramos capaces de presentarnos ante la sociedad en general, y ante la administración en particular, como un TODO profesional, seguro que nos iría mejor. Si consiguiéramos dejar aparcados los intereses ajenos a la profesión, las mediocridades y las envidias, en pro de un objetivo común, el desarrollo y avance de la enfermería seria mucho mas fácil. Somos una profesión de reinos de Taifas, llenos de personajes egocéntricos. La generosidad profesional brilla por su ausencia, y el “quítate tu para ponerme yo” es la idea que predomina en la mente de muchos “salvadores” de la profesión. Construyamos profesión entre todos, sin objetivos espurios. Intentemos apartar a las manzanas podridas y tengamos las cosas claras.