Como decía El Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”. Muchas veces damos por hecho las cosas más básicas y no nos damos cuenta de que ni lo más básico está ahí porque sí.  Nos dejamos deslumbrar por los “grandes logros”, esos que salen en todos los medios de comunicación, y nos olvidamos que si no hubiera gente detrás de las pequeñas cosas del día a día consideradas tan… “normales”, esas que nos deslumbran no serían posibles.

Hablando de la salud, de los cuidados, son muchas las personas que están  detrás luchando por que las cosas salgan bien, porque los pacientes tengan la mejor atención y, en mi caso, quiero poneros el ejemplo de la importancia de los cuidados en la Oncología Radioterápica.

Para muchos de vosotros es una especialidad desconocida y no estoy aquí para repetiros lo que ya os he dicho en varias ocasiones en Carpe Diem, sino para recalcaros que los pacientes que tratamos necesitan una serie de consejos, cuidados, curas… que no son posibles sin la ayuda de las enfermeras y enfermeros.

Como médico aconsejo a mis pacientes las medidas a seguir para que el tratamiento se tolere lo mejor posible, les prescribo medicamentos cuando los considero necesarios…  pero hay tratamientos duros, mal tolerados, donde llegados a una determinada dosis de radiación las curas diarias son casi la norma y sin nuestras enfermeras sería imposible. Pero no sólo eso, sino que también ellas luchan por la educación de nuestros pacientes para que, llegado el momento, una vez terminado el tratamiento radioterápico, recuperen la normalidad. Y como normalidad me refiero a cosas tan básicas como volver a comer por la boca (en los tumores de cabeza y cuello), volver a ponerse un escote (en las pacientes con cáncer de mama irradiadas), retomar la vida sexual (en los tratamientos de los tumores ginecológicos fundamentalmente)…

Como os dije al principio, todo requiere un esfuerzo y si no fuera por esos consejos, esas curas cuando son necesarias, ese día a día pendientes de si los pacientes que están en tratamiento precisan su cuidado… todo iría mucho peor. Si las cosas salen bien es por la suma de esas cosas consideradas “esenciales, básicas”, pero que si no fuera porque hay gente detrás trabajando por ellas, no estarían ahí. No podemos olvidarlo nunca y como médico que se considera afortunada por haber contado siempre con una buena enfermera a quien consultar, a quien acudir, no puedo menos que dar las gracias a tod@s los que con sus cuidados hacen que esas “pequeñas cosas” sean posibles.

Recordad lo que decía El Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”

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María Teresa Migueláñez. Médico especialista en Oncología. Editora del Blog “Carpe Diem“.

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