Hola ¿que tal?

Por fin llegó el domingo. Después de una semana dura llena de trabajo bloguero,  hoy toca descanso. Y digo descanso, porque hoy toca sección fija (y ya tenía el post preparado). Menos mal, que Antonio ya ha vuelto y puede dedicarse en cuerpo y alma al blog, que ya le vale, después de la semanita que se ha pegado.

Bueno, pues hoy hablaremos de evidencias que puedan aplicarse a nuestra práctica habitual. Dedicamos nuestro post al manejo de los dispositivos intravasculares periféricos (“las vías”).

Un abrazo y feliz domingo.

Pd. Os recomendamos la lectura de estas recomendaciones escuchando este tema de U2 – Beautiful Day. Feliz día.

Los dispositivos intravenosos son una parte común e importante de la práctica hospitalaria para la administración de medicamentos, nutrientes, líquidos y componentes sanguíneos, así como para monitorizar el estado hemodinámico de una persona.

Las infecciones asociadas al catéter, como las infecciones del torrente sanguíneo, se asocian a un aumento de la morbilidad, muerte y hospitalización prolongada. En Estados Unidos, la tasa media de infecciones del torrente sanguíneo asociadas al catéter es de 5 por 1000 días en UCI, lo que causa 80.000 episodios de infecciones del torrente sanguíneo asociadas al catéter cada año.

Por tanto, respecto al manejo de dispositivos intravasculares periféricos, se recomienda que:

  • Los profesionales de la salud necesitan formación y evaluación continuada relativa a la inserción y manejo de los dispositivos intravasculares periféricos; es preferible designar a personal entrenado para insertar y mantener dichos dispositivos (Grado A)*.
  • Es vital la observación del lavado de manos y la técnica aséptica, particularmente para palpar, insertar, sustituir o curar un dispositivo intravascular (Grado A).
  • Elegir catéteres en base a su función y duración de su utilización, complicaciones conocidas y experiencia – los catéteres de teflón, elastómero de silicona o poliuretano son mas seguros que los de polietileno, clorhidrato de polivinilo o agujas de acero, que pueden causar necrosis en caso de extravasación (Grado A).
  • Debe retirarse el dispositivo intravascular tan pronto como el estado clínico del paciente lo permita (Grado A).
  • Reemplazar los equipos con una frecuencia no mayor de 72 horas tras empezar a utilizarlos, a menos que el estado clínico del paciente indique lo contrario (Grado B).
  • Purgar las llaves y tapones de la cánula venosa periférica de forma rutinaria con una solución salina normal, a menos que se usen para obtener muestras de sangre, en cuyo caso debe utilizarse una solución purgante de heparina diluida (Grado B).
  • Se recomienda utilizar una gasa estéril o apósito transparente para cubrir el punto de inserción del catéter.

Bueno, pues ya sabemos lo que tenemos que hacer…¡Cuidado con las vías!

*Grados de Recomendación derivados de los niveles de evidencia establecidos por el Instituto Joanna Briggs en 2006 (Grado A, Efectividad demostrada para su aplicación; Grado B, Grado de efectividad establecida que indica considerar la aplicación de sus resultados; Grado C, Efectividad no demostrada).

Fuente: JBI. Manejo de los dispositivos intravasculares periféricos. Best Practice 12 (5) 2008.

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