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Sonó el despertador y sus ojos no tardaron ni medio segundo en abrirse. Estaba nerviosa. Hoy era un día importante y apenas había podido dormir. Los nervios, la situación, el momento… Jorge estaba a su lado, dormía. Su guardia había sido horrible y necesitaba descansar.

-Lo dejaré unos minutos más- pensó.

María miró al techo. Su cabeza no paraba. Hoy era su primer día como Ministra de Sanidad. Nunca antes una enfermera había ostentado ese cargo. La simbología del momento era importante: cuidados, mujer, enfermera… ella lo sabía. Giró su cabeza. El móvil aún seguía apagado. A media noche tuvo que desconectarlo. No paraba de sonar. Al encenderlo, cientos de notificaciones acumuladas: felicitaciones, mensajes de ánimo, llamadas pérdidas, tweets, prensa,… también había un mensaje de texto, un SMS de los de antes.

“María, muchas felicidades. Te deseo lo mejor. No te olvides de nosotras aunque estés en el Ministerio. Por cierto, Vicente nos ha dicho que te felicitemos y que te digamos que ya está un poco mejor. Un beso”. -Qué bonica mi Estrella-. Estrella era su amiga y compañera de turno. Miles de horas en Medicina Interna. “Más horas juntas que con nuestros maridos” se decían una y otra vez. La echaba de menos. Desde que empezó con esto de la política no pasaban tanto tiempo juntas. -la llamaré la semana que viene-.

Recordó a Vicente, el último paciente que ella había cuidado en la planta antes de pedirse la excedencia. Una persona con muchas enfermedades crónicas, con una vida marcada por las desgracias, pero con la ilusión de recuperarse lo antes posible para poder seguir cuidando d sus nietos. Un día hablando con él de sus inquietudes políticas (lo hacían de vez en cuando, Vicente siempre le chinchaba…) mientras le daba su medicación, él le dijo:

-¿Por qué quieres dedicarte a la política?.

-Vicente, pienso que los cuidados tienen que estar presentes en la política, y por otro lado, las políticas de cuidados van a ser imprescindibles en los próximos años.

Vicente levantó las cejas, cerró la boca y mostró un gesto de no entender nada.

-Ves, ya hablas como una política.

María sonrió…

– Si, pero una política con mirada enfermera-, le dijo mientras le cerraba el suero con la medicación.

En fin, me diréis que todo esto es un sueño. Cierto, pero es que yo, cuando hablo de cuidados y de enfermeras, siempre prefiero soñar a lo grande.

Imagen by Shutterstock.

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4 comentarios en “María, la enfermera que cambió el mundo”

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