El liderazgo de los cuidados

En fin, que gestioné muchas cosas, pero sabéis lo que no gestioné, no gestioné esos cuidados de enfermería que diariamente realizaban mis compañeros en la unidad, de manera que muchos de ellos seguramente se realizaban con garantías, pero no pude certificar una práctica clínica basada en evidencia científica. Incluso los compañeros me presionaban para que gestionara los recursos de la unidad dentro de la unidad (a pesar que no paraba un minuto en el despacho), pero no recuerdo que alguien me demandara la gestión de sus cuidados. Este déficit me ha hecho recapacitar y reflexionar sobre la importancia que las supervisoras sean verdaderas gestoras de cuidados (que no digo que no haya), de esas unidades que supervisan. Esto qué significa, pues no es más que garantizar desde la responsabilidad de los gestores de cuidados, que los cuidados que se desarrollan en una unidad de cardiología, por ejemplo, con base en la valoración, planificación e implementación de los cuidados de la insuficiencia cardiaca o el infarto de miocardio, que requieren unos cuidados muy concretos, se hagan con las mayores garantías para la unidad basándose en criterios de la mejor evidencia científica. Entonces se deben poner los medios y fomentar al estímulo del cambio y el avance, implicando a toda la unidad en ello, con comisiones de trabajo si es preciso, de auxiliares y de enfermeras para revisiones, valoraciones, evaluaciones e implementación de los cuidados y la asistencia, primando el trabajo en equipo y con modelos de cuidados centrados en el paciente.

Qué lástima es terminar una mañana de trabajo (y ya veis que lo he vivido) y ver que has hecho 20 partes, has puesto 42 turnos o más en el ordenador y has gestionado una solicitud de avería con arreglo y funcionamiento, que eso ya es un éxito per se, pero ¿sabes si tus compañeros de la unidad que tu gestionas trabajan aportando al paciente cuidados para la insuficiencia cardiaca o para el ACV, con base a sus necesidades de cuidados?

Creo que todo este cambio real y efectivo de la gestión del cuidado, ayudaría a que la enfermería avanzara, nos cuestionáramos si lo hacemos como se ha hecho siempre (aunque no esté del todo bien) o como mejor se debería hacer, siendo ésta la oportunidad de impulsar más formación en metodología científica en sinergia entre los miembros, para entre todos progresar.

El apoyo de los gestores

Estoy convencida que la enfermera de base debe trabajar (que no quiero decir que no se haga) hacia este modelo de garantizar los mejores cuidados e intervenciones en salud, pero también opino que la profesión no va a progresar si no hay un interés en gestionar los cuidados de cada unidad con base a criterios de evidencia, que apoyen a la base asistencial a implementar esta práctica. Ello ayudaría a que los patrones de compartimientos que imperan en las unidades según algunas argumentaciones poco claras y algo obsoletas, con la coletilla de “se ha hecho así desde siempre…”, no tendrían más razón de ser que el peso que nunca han tenido.

En el estudio de Joan Pedro Gómez et al. ya concluyen que de los factores de mayor influencia sobre la práctica clínica basada en evidencias es el apoyo de los gestores de enfermería.

En realidad exigir ese cambio en la gestión del cuidado y según la revisión crítica de Sastre Fullana y De Pedro Gómez  estaríamos hablando de pedir liderazgo, investigación, supervisión-instructor y colaboración, hacia modelos de enfermería “capaces de ejercer el liderazgo profesional, de promover la transferencia activa de conocimientos y la práctica basada en la evidencia”.

La formación y actitud de los gestores: la clave del cambio

Por supuesto que todo este cambio de modelo debe estar promocionado por la administración, impulsando programas de formación, capacitación y adquisición de competencias en el nuevo modelo de gestión de cuidados. Y aunque es una realidad que seleccionan a personal eventual para que sean supervisores (sin entrar en si es oportuno o no, algo sobre lo que se ha pronunciado la justicia), asociando puestos de responsabilidad a la necesidad de continuidad laboral de esas enfermeras. Pero sin que superen procesos de selección previos con base en competencias específicas del modelo de gestión de los cuidados que define la administración andaluza de esas diferentes unidades de hospitalización: “la gestión de cuidados, se concibe como una herramienta de innovación necesaria en la gestión de los servicios… para dar garantía de continuidad asistencial en coherencia con los recursos disponibles. Todos estos instrumentos facilitan la continuidad de cuidados, considerada como el grado en que los cuidados que necesita el paciente estén coordinados de manera efectiva entre diferentes profesionales y organizaciones con relación al tiempo.”

Pero saber qué opinión tienen las supervisoras de enfermería respecto a ese cambio evolutivo  hacia funciones de gestora de cuidados en hospitales del Servicio Andaluz de Salud, se puede leer en el estudio de Prieto-Rodríguez MA, et al. una investigación cualitativa con grupos focales: donde destacan la falta de participación e información de la administración en el proceso de cambio de modelo con un grado de desarrollo muy variable, y solicitan apoyos de las direcciones con programas de formación hacia las nuevas competencias. Pero interesa saber que entre algunas de sus propuestas de mejora, apuestan hacia el reconocimiento de la necesidad de mayor conocimiento de la unidad con el objetivo de proponer mejoras, un modelo más participativo y una formación en metodologías, tecnologías o conocimientos informáticos y en gestión de cuidados.

Luego resulta evidente que una de las debilidades del modelo de gestión de cuidados es la falta de formación especializada para llegar a ser “coordinadoras de un equipo de trabajo cuyos profesionales tienen como objetivo proporcionar al paciente y a su familia cuidados de calidad basados en la evidencia científica.”

Soy partidaria de avanzar hacia una práctica clínica basada en evidencias, pero también entiendo que la evolución no puede llegar de conciencias individuales y actuaciones puntuales de la enfermería asistencial, sino que la administración y gestión de las enfermeras pasa por direcciones, jefes y gestoras de cuidados que impulsen un equipo de trabajo coordinado hacia la implementación de unos cuidados de calidad basados en evidencias. Esto solucionará dejar el cuidado en manos de los jefes facultativos del servicio, “porque el jefe del servicio dijo que se hiciera así” o con criterios de inmovilidad e involución “porque siempre se ha hecho así” y “si no te gusta, ponte en este otro lado…” (pues va a ser, que eso así, no me gusta…)

Continuará…

No te pierdas mañana el próximo capítulo…

Nota: Si quieres leer el capítulo II, pincha aquí.

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2 comentarios en “Una Enfermera Doctora, capítulo III: La verdadera gestión del cuidado”

  1. Carmen Ma. Loaiza Madriz

    Me encantaría me envíen información pues soy una enfermera gestora y he sentido la necesidad de hacer un cambio en la prestación del servicio, exactamente comolo menciona la Dra. gestionando el cuidado, de manera que el paciente sea el centro y que enferemría le pueda resolver sus necesiades mas oportunamente, y cambiar el pensamiento de siempre lo hemos hecho así. muchas gracias

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