De nuevo, una vez más, nos encontramos inmersos en esta andadura de los compañeros de Cuidando. A nadie sorprende que este tipo de iniciativas como es la Tercera edición de #24h24p siga cuajando entre nosotros. Agradezco la atención y la invitación que me hacen para plasmar -en pocas palabras- lo que significa, para mí, el argumentarlo de esta edición. Intentaré en mi exposición relacionar los cuidados invisibles con una ética que visualice estos.
Con relativa frecuencia los cuidados suelen ser invisibles. Entiendo los cuidados invisibles como aquellas acciones que en un principio no serían “registrables” como las acciones que lo son, pero que no se reflejan por los propios profesionales, lo que lo hacen invisibles. Como dice Collière, cuidar o preocuparse de alguien, creer en alguien, reforzar sus capacidades, permitirle recobrar la esperanza, acompañarle en su experiencia de salud enfermedad estando presente, son acciones invisibles. Dicho de otra forma, apoyar a las persona para que logre sus objetivos y promocionar las habilidades que le son propias, son actos que no se realizan de forma visible.
La implicación emocional, cuidado invisible, es una aportación claramente enfermera. Sabemos que la enfermera carece de autonomía cuando su trabajo está supeditado o subordinado a las órdenes médicas o forma parte de la irracionalidad técnica; pero esa parte que nos distingue, viene dada por la acción en el desempeño de esas emociones, en ese lenguaje no verbal, en esos cuidados invisibles. La pérdida, en un mundo globalizado, de los cuidados invisibles hace que los cuidados dejen de ser o estar humanizados. Los cuidados invisibles se dirigen al uso de estrategias comunicativas o la elaboración de instrumentos terapéuticos, así como los cuidados en relación al confort, la intimidad y el alivio del dolor.
Por otro lado, se hace necesario ver la visibilidad y la invisibilidad de los cuidados desde un prisma ético, porque humaniza el cuidado, se vea o no. Recordemos la dimensión ética que tienen los cuidados, en tanto en cuanto las decisiones que se tomen respecto al paciente deben estar envueltas en una reserva de la dignidad humana. Para que esto suceda, debemos respetar al paciente para hacer valer el lado ético del cuidado. La ética se encuentra también en el control de la acción enfermera, más si cabe, en los aspectos intangibles y no registrables de los cuidados.
Es evidente que los conocimientos éticos se deben de incorporar a la práctica del cuidado, pero no solo de los visibles, de los registrados; sino de aquellos que no se ven, de la aplicación de los valores al cuidado, de los intangibles. Preservamos, sin darnos cuenta, la dignidad y el respeto a la persona.
Como diría Vera Regina Waldow, el cuidado es una “forma de vivir, de ser y expresarse, una postura ética y estética frente al mundo”. Así que cuiden su ética en los cuidados invisibles.
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Javier Manuel Yagüe. Enfermero. Editor del Blog “Bioética para Enfermer@s“.
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Feliz cumpleaños!!!
Espero que continuéis con el mismo entusiasmo.
Gracias Pilar, intentaremos seguir el máximo de tiempo posible, en parte, gracias a vosotros y vosotras por darnos ánimo! Un abrazo
Felicidades. Muy acertado amigo. Hagamos visible lo invisible. ¿Te imaginas un CMBD enfermero donde se registrara cuantas veces he tocado y mirado a mi paciente? Que bonito sera registrar la mirada enfermera y no registrar mentiras que es todo lo contarrio hacer visible lo que no hacemos y sin embargo lo que hacemos dia a dia lo hacemos invisible. Algo falla amigo. Un fuerte abrazo y enhorabuena por el post.
Nos apuntamos lo del “CMBD enfermero”. Nos ha gustado mucho 🙂
Hola Serafín,me gusta mucho leerte,soy auxiliar de enfermería por vocación y convicción,creo que no hay perdida en la globalización de los trabajos más bien en uno mismo no nos puede faltar pasión,paciencia y perseverancia.Tenemos muchas razones para comunicarnos bien con el paciente y hacer el arte de cuidar,hay algo más bonito?